Alerta Solidaria

¡Ayudemos a que el frío no apague la dignidad!

En el corazón de Villa María del Triunfo, en el Jr. El Carmen 277, se levanta una casa hogar muy especial: San Martín de la Esperanza. Un refugio humilde pero lleno de amor, donde viven 120 hermanitos que han sido olvidados por el mundo: adultos mayores postrados, personas con enfermedades graves o problemas psiquiátricos, jóvenes con adicciones, hombres y mujeres que no tienen a nadie.

Esta obra es un apostolado de la Iglesia Católica y está animada por la hermana Jenny Huamán Sulca. Aquí, los hermanos viven sostenidos por la Eucaristía diaria, la Divina Providencia y el perdón de cada día.

Pero también tienen frío.

En Lima, el invierno ha comenzado y cala hasta los huesos. En la casa hogar San Martín de la Esperanza, no hay agua caliente ni lavandería adecuada. Las necesidades más básicas no están cubiertas: no tienen cómo asearse y bañarse dignamente, cómo tener sus ropas limpias y secas.

Hoy te invitamos a algo más que firmar. Te invitamos a donar.

No se necesita una gran suma. Solo un corazón dispuesto. Porque cuando muchos damos un poco, podemos lograr mucho.

Con tu donación, ayudaremos a instalar un sistema de agua caliente para duchas y servicios sanitarios además de construir y techar una lavandería donde puedan lavar y secar ropa y sábanas. Démosle calor y alivio a 120 hermanos nuestros.

👉 Súmate hoy a los Padres Peruanos solidarios y haz de esta obra un verdadero milagro compartido.

Querida hermana Jenny y hermanitos de la casa hogar San Martín de la Esperanza:

Hoy quiero que estas palabras les lleguen con el mismo calor con el que he querido hacerles este pequeño gesto. No los conozco, pero desde ahora están en mi corazón. Porque ustedes, en su fragilidad y en su fuerza, en sus dolores y en su fe, nos recuerdan lo más esencial: que todos somos hermanos, hijos de un mismo Padre, y que nadie debería sentirse solo en este mundo.

Ustedes son valientes. Cada día que amanecen y siguen adelante, están dando una lección de esperanza al mundo. Y aunque las carencias materiales duelan, aunque el frío a veces parezca más fuerte que las fuerzas, sepan que hay personas afuera que sí se preocupan. Que quieren ayudar. Que hoy están con ustedes.

Este pequeño aporte económico va acompañado de algo mucho más grande: mi oración y mi cariño. Quisiera que esta ayuda sirva para que se sientan mejor, para que puedan descansar, abrigarse, y seguir caminando en paz.

Reciban mi abrazo más sincero. Que Dios los bendiga y los sostenga, y que nunca falten los brazos de quienes, como ustedes, creen en el milagro de la Divina Providencia.

Con todo mi cariño,